El pasado 28 de marzo de 1939, hace 80
años, la guerra dejo de ser guerra en Andújar. Habían sido casi tres años
intensos desde aquel 18 de julio de 1936. Andújar ciudad importante
–republicana- en el Frente Sur, que iba desde el SE de Badajoz hasta las costas
granadinas en el Mediterráneo, tras pasar por Córdoba, Jaén y Granada. Fue
Andújar cabeza militar, ciudad de frontera pues el frente se estabilizó en
Villa del Rio; Porcuna pasó a zona nacional en diciembre de 1936, tiempo en el
que se dio la batalla de Lopera.
Mucho
trajín de tropa, con aeródromo, ferrocarril. Era una ciudad viva, con mucha
vida pero con episodios muy trágicos de asesinatos que marcaron a muchas
familias. Una ciudad también bombardeada.
Bombardeo
del 16 de abril de 1937
Aquel
28 de marzo el ejército nacional quedó formado al otro lado del Guadalquivir
entre la estación férrea y la fábrica de harinas. El ejército venía de Marmolejo.
Mucha gente marchó hacia las Vistillas para desde allí divisarlo. Algunos con lágrimas
en los ojos.
Por fin ese ejército decide entrar, esperando
la orden dada de algún militar superior, lentamente la soldadesca desfila con
el material de artillería. Hay cansancio en todos. Detrás
de los militares hay un grupo muy numeroso de civiles, agricultores,
funcionarios, amas de casa, maestros que se ha unido esporádicamente a este
desfile. Recordando a los devotos que
van detrás de los pasos procesionales. Llevan banderas bicolores, rosarios y
crucifijos en las manos, así como escapularios de la Virgen del Carmen.
El
ejército, siguiendo la nacional IV, cruza el puente romano, pasa por una casa de
peones camineros junto al paseo de Colón, la fuente del remojadero, torreón de
la Fuente Sorda, camino de la Silera para llegar a la plaza del Sol, en donde
hay una gran muchedumbre vitoreando a su ejército; por la calle 22 de Julio a
la de Ollerías, y en el Peso de la Harina, en la pared del convento de San Juan
de Dios, esquina a la calle Juego de Pelotas, un hombre con pintura y sobre una
escalera improvisada, pone el nombre de
“Álvarez de Rementería” a la calle, que es el militar al mando del ejército que
entra en Andújar. La tropa sigue y al pasar por la ermita de la Virgen de la
Cabeza, vítores a la Virgen del pueblo allí concentrado con lágrimas sobre las
mejillas; llega a la de San Francisco, plaza Vieja, en donde se ven las
entradas de los refugios para librarse de los bombardeos, y corredera de San Bartolomé para llegar a
las Vistillas, lugar de acampada y avituallamiento. Toda la ciudad ha salido a
vitorear al ejército y a Franco. Otros, en cambio, permanecen en sus casas,
mudos y serios, otros han huido a la sierra.
El 29 de marzo un hombre vestido de
militar, acompañado por otros de uniforme han entrado en el ayuntamiento,
subiendo la escalera han llegado al
salón de sesiones y al despacho del alcalde. Es la primera hora de la tarde.
Unos soldados empuñando sus armas, han quitado todo lo relacionado con la
República, la bandera tricolor, el retrato de don Manuel Azaña, retratos de
Marx y Lenin. Así mismo los sellos, el papel timbrado. Todo ha sido quemado en
el corral que da a la calle Maestra.
Con estos militares han venido
otros hombres más. Ese señor militar es don José Manuel Coloma y Escrivá de
Romaní, capitán del Cuerpo Jurídico Militar, y viene en nombre del Excmo Sr
General Jefe del Cuerpo de Ejército del Sur, cuya
finalidad es constituir provisionalmente una comisión gestora para el
ayuntamiento de Andújar. Esa comisión está formada por los siguientes señores:
como alcalde-presidente don Francisco Garrido López, y como concejales don
Guillermo Sierra Salvatella, como primer teniente de alcaldía; don Gregorio
Ortega de la Haza, como segundo teniente de alcaldía. Los Gestores, don Gabriel
Martínez Montoro, don Manuel Caño Muñoz, don José Plaza Galindo, y don Samuel
Morales Gómez. El secretario, don José Guerra Lara.
Don José
Manuel Coloma y Escrivá de Romaní les dice que el nombramiento tiene carácter
provisional hasta que las autoridades que designe el Ministerio del Interior
proceda a la constitución definitiva de dichas corporaciones municipales,
manifestando que si se produce una baja hay que ponerlo inmediatamente en
conocimiento de la Auditoría de Guerra del Ejército del Sur, Andújar Delegación
4ª.
Todos los presentes nombrados “juran por su honor desempeñar sus respectivas
funciones con celo, austeridad y energía, inspirándose en las normas de la
España Nacional y del Generalísimo Franco, nuestro glorioso Caudillo,
realizando su cometido con la máxima rapidez que la acertada resolución de cada
caso exija, en unión de las demás personas a quienes esta Autoridad militar,
designará, si lo estima conveniente, para ocupar otros puestos que faciliten el
más próximo restablecimiento de la vida civil en este Municipio, En virtud
quedan en posesión de sus cargos, siendo las diez y ocho horas del día de hoy.
Y para que conste, firman conmigo la presente, después de quedar
enterados de su contenido, aceptando y agradeciendo su nombramiento que les
permite cooperar con el mayor entusiasmo al resurgir de España”.
En el papel, con el encabezamiento de
Auditoría de Guerra del Ejército del Sur, y un sello en el ángulo bajo
izquierda figuran nueve firmas, siendo la primera la de don José Manuel Coloma
Escrivá de Romaní, y la última la de don José Guerra. Este documento se guarda
en el Archivo Histórico Municipal.
Dos
días más tarde es 1 de abril de 1939.
Desde el cuartel general del ejército nacional en Burgos, se emite el último
parte oficial de guerra: “En el
día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos
objetivos militares. La Guerra ha terminado. Francisco Franco”.
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