INFORME PARA LA RESTAURACIÓN DEL
HUMILLADERO DE NUESTRA SEÑORA DE LA CABEZA
Antonio Cea Gutiérrez.
Profesor de Investigación,
Emérito.
Consejo Superior de
Investigaciones Científicas.
Madrid.
La importancia del Humilladero, en el entorno
del Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza (Andújar), y la necesidad y
urgencia de su restauración nos llevan a formular algunas consideraciones sobre
la importancia cultural y socio-religiosa de ese patrimonio en peligro, que
excede la consideración de lo sólo local y comunitario, pues creo, con razón,
que tiene una categoría nacional.
El rango de excepcionalidad de todo lo
relacionado con la devoción, antigüedad, historia, tradición y arte que se contiene sobre Nuestra Señora de la Cabeza en ese paraje andujareño, pienso
que debe ser privilegiado entre lo
privilegiado con calidad de excelencia.
Los Humilladeros en la
Península en general y en particular el conservado casi a la entrada del santuario de La Cabeza
-preservados como arquitecturas
herederas del culto clásico a las divinidades viales, ahora con culto cristiano
a la imagen del Crucificado- son espacios donde los caminantes y peregrinos se
arrodillaban para orar pidiendo protección espiritual en los viajes, o dando
gracias por haber llegado sanos a sus destinos; en este caso concreto, también
para purificarse antes de acceder a la presencia poderosa y taumatúrgica
advocación de la Cabeza.
En los textos literarios, las
pinturas, estampas y medallas donde se describe este famosísimo santuario, uno de los principales de la
Península durante los Siglos de Oro, aparece entre los elementos más destacados
de ese paisaje y Monte Santo la ermita del Humilladero.
Dentro del conjunto paisajístico
de naturaleza y arte del Cerro del Cabezo sobresale el propio Santuario que lo
corona y el Humilladero (ahora necesitado de urgente restauración y consolidación), con algunos
elementos muy particulares, dentro de
las características de los de su serie y
época, arquitecturas que han de mantenerse en el nivel mayor de conservación.
¿Qué son los Humilladeros?
En el Diccionario de Esteban de
Terreros, de 1787 lo define como capilla, ermita, edificio o lugar con alguna
cruz o imagen, que suele estar a la entrada de los lugares para hacer oración.
En el Diccionario del
castellano tradicional, el Humilladero es un lugar de devoción o ermitilla
situada a la entrada o salida de los pueblos o en un cruce de caminos; la
imagen que más predomina es la de Cristo en la cruz.
El Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española de 1992, se define Humilladero como lugar devoto que suele haber a la entrada o salida de los pueblos y
junto a los caminos, con una cruz o una imagen.
Perviven
aun los humilladeros en muchos pueblos de nuestra geografía, existiendo estas
cruces también junto a los santuarios o lugares devocionales por ser un lugar
de oración y de penitencia. En el marco urbano tenía como misión ser el punto
final de los Vía Crucis, expresión latina con que se denomina el camino
señalado con diversas cruces que se recorren rezando en memoria de Jesús en su
camino hacia el Calvario, de ahí que muchas de estas cruces de Humilladero se
denominen Calvarios. Tal vez la más famosa sea la Cruz del Campo en Sevilla del
año 1536. El Marqués de Tarifa
estableció la Cruz del Humilladero al final del recorrido que hizo Jesús hasta
el Gólgota, pero trasladado a Sevilla al final del Vía Crucis que
partía desde su palacio,
la casa de Pilatos, por coincidir la distancia entre ambos puntos con la que,
según él, había entre el pretorio de Poncio Pilatos y el Calvario, es decir el recorrido
que hizo Jesús camino de su crucifixión pero en Sevilla.
El diccionario del castellano Tradicional
sigue al de la Real Academia puntualizando que puede ser una “ermitilla como
lugar de devoción”. El Diccionario del uso del Español de M Moliner “sitio con
una cruz …”
Juan Eslava –en su libro La Madre del
Cordero, Planeta 2016- nos dice “Alrededor de los monasterios solía haber
humilladeros o pequeñas ermitas, apenas una cruz con un tejadillo protector …”
Perviven aun los humilladeros en
muchos pueblos de nuestra geografía, existiendo estas cruces también junto a
los santuarios o lugares devocionales por ser un lugar de oración y de
penitencia. En el marco urbano tenía como misión ser el punto final de los Vía
Crucis, expresión latina con que se denomina el camino señalado con diversas
cruces que se recorren rezando en memoria de Jesús en su camino hacia el
Calvario, de ahí que muchas de estas cruces de Humilladero se denominen
Calvarios. Tal vez la más famosa sea la Cruz del Campo en Sevilla del año 1536. El
Marqués de Tarifa estableció la Cruz del Humilladero al final del recorrido que
hizo Jesús hasta el Gólgota, pero trasladado a Sevilla al final del Vía Crucis que
partía desde su palacio,
la casa de Pilatos, por coincidir la distancia entre ambos puntos con la que,
según él, había entre el pretorio de Poncio Pilatos y el Calvario, es decir el recorrido
que hizo Jesús camino de su crucifixión pero en Sevilla.
Tipología típica de un Humilladero
El nombre de humilladeros está en la
toponimia repartida por media España debido a la importancia que tuvo.
Andújar tiene su Camino del Calvario. En
1902 partía del cruce de la calle el Arroyo con la de los Hornos y tomaba
dirección NE, entonces toda esta zona no estaba urbanizada y era campo; el
camino del Calvario fue adaptándose a la ciudad según esta crecía. En la
actualidad el Camino del Calvario es la calle que continua a la calle Ruiz
Picasso en el polígono de la Puerta de Madrid, siguiendo la dirección original.
No se conservan las cruces de los misterios ni el humilladero.
Humilladero de la
Cruz de Campo en Sevilla
Otros humilladeros de Castilla-León
Las cruces de los
Humilladeros y los Calvarios proliferaron en la España del siglo XVII como
consecuencia de la Contrarreforma de la Iglesia Católica acordada en el
Concilio de Trento (1545-1565). Lugares de oración, reflexión y penitencia.
Santuarios y lugares de peregrinación
Lógicamente, los santuarios y
lugares de peregrinación fueron lugares idóneos para ubicar los Humilladeros.
El Santuario de la Virgen de la Cabeza en Sierra Morena tuvo uno por ser lugar
para orar y redimir las culpas por los pecados, “humillarse” ante el poder de
Dios y para ponerse en presencia de la Virgen. Así lo vemos en cuatros
elementos gráficos relevantes y uno literario.
Uno en el tondo de la reja del santuario
(ahora también basílica) lado de la nave principal, magnífica obra de rejería
del siglo XVI, de los rejeros sobrinos del Maestro Bartolomé de Salamanca, Juan
Rodríguez y Bartolomé Gómez, que en 1564 reciben el encargo por parte de la
Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza. En dicha imagen aparece descrita por
José Domínguez Cubero[1]
en donde hace ver “el desaparecido templete del Humilladero”. Efectivamente
entre la Virgen y el pastor, al lado de la cabeza de éste, se ve el Humilladero
de cuatro columnas o postes que sostienen una cubierta a cuatro aguas o
abovedada.
[1]
“El Valor Icónico de la Reja del Santuario de la Virgen de la Cabeza” del libro
“La Virgen de la Cabeza. Iconografía y Culto Popular. Varios Autores
coordinados por Juan Vicente Córcoles de la vega. Andújar 1996.
Reja del Santuario
Dos, el dibujo grabado del Panegírico
Historial de N.S. de la Cabeza de Sierra Morena, de Manuel Salcedo Olid, de
1667, en una de sus páginas de introducción aparece esta ilustración con la
procesión que transcurre desde la plaza por la calzada del cerro, y cerca del
Santuario, por donde va la cabeza de la procesión, se ve el Humilladero con su
tipología ya descrita.
Parte
superior del dibujo del Salcedo Olid
Detalle
del Humilladero
Tres,
en el magnífico cuadro que hay en San Andrés de Jaén, obra anónima de la
segunda mitad del XVII, en donde se describe la Romería –la magna procesión del
domingo último de abril- con todo detalle; la obra está protagonizada por la
Virgen de la Cabeza y el pastor arrodillado, pero detrás, en un segundo plano,
todo el lado derecho está ocupado por la procesión desde la plaza del poblado,
calzada arriba, hasta la llegada al santuario. Pues bien, al final, en la misma
cúspide, junto a la última casa edificada, aparece el Humilladero.
Cuadro
de San Andrés en Jaén.
Cuatro,
el magnífico cuadro que se guarda en el Museo Mariano del Real Santuario
Basílica de la Virgen de la Cabeza, de la Romería, obra del siglo XVII, segunda
mitad –reinado de Carlos II (1665-1700)- cuadro que mereció un magnífico
estudio[1].
En el artículo de Enrique Gómez, al hablar de la procesión, ilustra con el
detalle del Humilladero, viéndose su
estructura. Antonio Cea en su aportación, al hablar de la arquitectura en el
cerro, clasifica al Humilladero como de tipología religiosa.
[1]
Cea, A., Frías, R., Gómez, E., Ojeda, JL “La Romería de la Virgen de la Cabeza
en una pintura del siglo XVII. CajaSur 1997.
Cuadro
de B Asturiano. Detalle
El
documento literario lo tenemos en la obra de Salcedo Olid; en el capítulo VIII
“De lo que pasa el sábado en el cerro de Nuestra Señora de la Cabeça” en la
página 285, al hablar de las Vísperas, dice “…. Acabadas las vísperas salen las
cofradías para volverse a su tiendas, Y si fue cosa vistosa verlos antes subir
, lo es mucho más el verlos volverse a sus puestos, porque salen sin perder el
orden, y en unas peñas algo llanas, que
están junto al humilladero cerca de
la Iglesia, en competencia unas de otras juegan sus banderas por buen espacio,
y en llegando a la plaça toma cada una su vereda, y se va a su tienda. …”
Finalidad
Recuperar el humilladero con su imagen
y funcionalidad. Que el Humilladero del Santuario vuelva a edificarse por su
sentido e imagen de religiosidad en un sitio de peregrinación mariana. Lugar de
oración en contacto con el santuario y la naturaleza. Un humilladero que ha
estado en este lugar durante siglos y que la reedificación del santuario por el
organismo de Regiones Devastadas en la posguerra no lo tuvo en cuenta.
Ubicación
Hay que buscar un lugar apropiado intentando
que sea lo más próximo al lugar original según los documentos gráficos
aludidos. Puede ser en la explanada que se forma en la confluencia de la
carretera con la calzada mayor. O en el triángulo que forma la calzada mayor
con las dos que van hacia la zona norte del Santuario (acceso al columbario).
Construcción.-
Muy sencilla atendiendo a la
tipología que se acompaña. Sobre una superficie de unos 4 metros cuadrados, un
alzado de cuatro columnas de piedra de
granito con basa y capitel toscano, de algo más de 2 metros de altura aproximadamente, unidas
por un entablamento que deja ver levemente el arquitrabe, friso y cornisa. Se
puede decorar,
a modo de escudo o tondo, colocado en los centros de los entablamentos, con las
armas de la ciudad de Andújar, simbología mariana (jarrón con azucenas), cruz
de la orden de la Santísima Trinidad y simbología del Parque Natural (una encina).
Posibles
lugares para ubicar el Humilladero
EL
HUMILLADERO DEL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA CABEZA
José Domínguez
Cubero
Doctor en Historia del Arte. Consejero del IEG. Académico.
Resulta lamentable que el santuario de la
Virgen de la Cabeza haya perdido uno de sus elementos arcaicos más
emblemáticos, el humilladero. Son los humilladeros lugares dispuestos,
generalmente, en las entradas de las poblaciones o en la inmediatez de los templos
expiatorios, donde los devotos se postran ante la cruz u otra imagen sacra para
orar, solicitando favores,
agradeciéndolos y dejar los exvotos. Generalmente, tenían forma de templete de
cuatro o más soportes, con bóveda o tejado a cuatro aguas, realizados en
mampostería de sillarejo, ladrillo, al modo mudéjar, o bien de sólida cantería.
El que estuvo desde el Medievo en nuestro santuario
se ubicaba a la derecha del final de la calzada, inmediato a la altiplanicie
donde arranca la pendiente que nos deja en la lonja del templo. Así se puede observar en las imágenes
conservadas del lugar en cuadros de grabados, pintura y rejería. El más antiguo
lo muestra la medalla que centra la sobrepuerta de la grandiosa reja que cierra
la Capilla Mayor del Santuario, realizada por los hermanos Bartolomé Gómez y
Juan Rodríguez de Salamanca en 1564, después siguen tantos otros en
estampaciones y óleos. Por cierto que no concuerdan los modelos, el de la reja
tiene cubierta cupular y los restantes tejados.
Hora es ya de que, tras tantos aditamentos como se
han hecho en el lugar, pongamos miras en la tradición y resucitemos lo perdido
entre lo que, si duda, se encuentra, y con destacada primicia, el llamado
humilladero.
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