Sebastián Palomo Linares ha
estado muy unido a Andújar. Andújar y Linares se dan la mano en un paisaje
común de olivar, encinas, de tierras de arcillas y de granito y pizarra que en
Linares se hacen mineras salpicando las cabrias sus horizontes. En Andújar son
las almazaras. Y los humos en Bailén.
Recuerdo la imagen de Sebastián con el
ganadero Benjamín Sorando, en las tertulias de La Perla. Ni Sebastián, ni
Benjamín, ni la Perla están ya con nosotros. La Perla en ese urbanismo
celestial que debe de existir para los lugares de culto ciudadano, y Benjamín y
Sebastián en ese ruedo o dehesa con ángeles y queribines paseando con gentes
del mundo del toro, de toda la vida de Dios.
La muerte de Sebastián nos ha sorprendido
a todos. No tenía edad para irse. En mi vida saludé en varias ocasiones a
Sebastián, en una de ellas con Perico Flores. Y me cabe el honor de cubrir gráficamente
su reaparición para Diario 16. En aquellos años colaboraba con ese magnífico
Diario de Pedro J. Ramírez en páginas agrarias y de toros bajo la coordinación
de Barquerito.
Sábado 19 de Junio de 1993, Sebastián
Palomo Linares reaparece treinta años después. En Linares con seis astados
escogidos de los Hermanos Lozano. Un par de dias antes me llama Paco Aguado
pare ver si puede contar conmigo para hacer las fotos de esa reaparición. Le
dije que encantado. Por la mañana de aquel soleado 19 de junio estuve en
Linares, en el coso de Santa Margarita para hacerme con los oportunos pases.
Hubo un problema. Las imágenes eran exclusivas de Antena 3 que televisaba la
corrida.
-Paco qué fotos quieres pues
Antena 3 monopoliza el callejón. O haces fotos para ellos o nada. -Ingéniatelas
como puedas, tú eres un buen fotógrafo taurino.
En los
avatares matutinos y en el marco de la
plaza de toros, saludé a Matías Prast, padre, que comentaría con su maestría el
festejo para la televisión. Incluso le ayudeá a bajar por una empinada escalera
de los chiqueros.
Seis y media de la tarde, la
corrida. Palomo Linares único espada. Se forma para hacer el paseillo. Esta es
la mía. Me pongo delante de él, busco un punto bajo para que salga el tendido
de sol llena de aficionados, con la
torreta inconfundible en donde se ubica el reloj de la plaza de toros. Palomo
de blanco y plata con un bello capote de paseo marino y oro; serio, sereno, muy
taurino con la mirada al frente. Hay ambiente y hay fiesta de toros con muchos
testigos y amigos como Pablo Lozano, El Soro, José Bono, y algunos de la
farándula que no faltaron . Esa es la foto que eligió Paco Aguado, pues el
carrete se lo llevó a Madrid. El martes 22 de junio en el suplemento “Toros”,
página 4, de Diario 16 salía la foto a
cinco columnas, a color. Palomo Linares quedaba inmortralizado en su
reaparición para el mundo de la tauromaquia. Paco aguado hacía una bonita
crónica del momento.
Años después coincidí con Sebastián
Palomo en el mítico “Madrid-Sevilla”, creo en la primavera del 2000. Le
acompañaba su hijo Sebastián. Le hablé de esa foto de su reaparición que
desconocía. Le llevé el suplemento de Diario 16, me lo firmó “Con todo mi
afecto Palomo Linares”. Me pidió que le enviase una fotocopia en color. Cosa
que hice.
Sebastián Palomo Linares, maestro en
tauromaquia, en mi recuerdo.
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