lunes, 10 de abril de 2017

PREGÓN PEÑA LOS PEREGRINOS




               “El que aprende y aprende y no practica lo que sabe, es como el que ara y ara y no siembra”. Esto lo dijo Platón hace mucho tiempo, un pensador griego del siglo IV a. C.,  Vosotros Los Peregrinos aprendéis continuamente a peregrinar, lo practicáis y lo enseñáis, por lo tanto estáis sembrando continuamente por una besana que es el Camino Viejo que de Andújar por campiña, sierra y valle nos lleva al Santuario de la Virgen de la Cabeza.



                Queridos todos:
                 Año de 1986 nace la Peña Los Peregrinos estatutariamente. En ese año de Romería y Cofradía,  fueron  hermanos mayores  Santiago Peralta y Francisca González. El cartel, un bello cartel, es obra de la sensibilidad creativa de Francisco Hoyos que con manchas de color y fino dibujo capta muy bien la esencia de la Romería: Es una llamarada de color. Muy original con unos elegantes trazos que configuran un sorprendente dibujo. El tema está protagonizado por una carreta de antaño, tirada por equinos, carreta que enmarca una pareja de romeros que bailan por sevillanas. En el marco de la carreta, parte superior, se fija la Virgen de la Cabeza, cuyo santuario se dibuja en el paisaje monocolor, en el lado derecho. En el primer plano un jinete de espaldas a caballo, cuyo rabo del animal da un inesperado movimiento al conjunto de la obra.
Color, baile, imagen, camino, carreta, jinete, santuario.  
             En ese año se puso, cerca de  la carretera, al inicio de una vaguada bien visible,  cuando se da vista al Cabezo,  junto a los paredones graníticos de los castellones de San Miguel. Fue un 12 de abril, el monumento “Al Peregrino” en donde una persona mayor señala al santuario teniendo junto a él a un niño;  costeado por los hermanos mayores y en donde se lee unos versos del querido y recordado Joaquín Colodrero:

                                     Ven hijo del alma
                                     Tu ves aquel cerro
                                     La Virgen lo quiso
                                     para su morada
                                     no apartes nunca
                                     de allí tu mirada

          También en dicho mes de abril en el Teatro Avenida la obra de Joaquín “En Andújar y en Abril” se ponía en estreno.
          Se iniciaba la segunda época de la publicación “Mirando al Santuario”. Se organizaba la Peregrinación Blanca
        El Ateneo de Andújar edita el pregón de José Carlos de Torres Martínez que había dado en 1983. Se publica con el título “Las Raíces populares en el culto a una Virgen Serrana y Romera”. Lleva prólogo de José Domínguez Cubero y la presentación de Juan Vicente Córcoles de la Vega.
         Del 10 al 12 de octubre tiene lugar en el Santuario la III Asamblea de Estudios Marianos.
         Todo eso ocurría  en aquel año de 1986.
         Ah, el pregonero fue el poeta gaditano, de Arcos, Antonio Hernández, premio Nacional de Poesía 2014 y Medalla de Andalucía 2015. Tuvo un magnífico asesor que al oido y en bares como el “Madrid-Sevilla”, “El Brillante” o “Los Mesones”, tomo buena nota de cómo era la Romería, el culto y fervor a la Morenita y la ciudad de Andújar. Y su sierra.
        Así fue el año de 1986.


         Aunque figuráis de forma estatutaria el año de 1986, algunos años antes con ratos de charla amigables y a veces algo acalorados,  en el taller de herrero de Manuel Álvarez venían juntándose Paco, Miguel, Antonio, Rafael, Salvador y veían la necesidad de fundar, de crear una Peña para ayudar a romeros, a devotos de la Virgen de la Cabeza a realizar el camino, peregrinar por el camino viejo de la sierra que une a la ciudad de Andújar con el santuario. Un camino milenario que siempre está de actualidad por su peregrinar constante.
             Peregrináis todo el año,  con peregrinaciones puntuales como la de antes de la Romería con Sevilla, en agosto con Colomera y siempre que un peregrino os extienda la mano, ahí o aquí estarán siempre Manuel, José Antonio, Joaquín, Antonio, Rafael, José Manuel, Antonio, Francisco, Salvador, Modesto, Cabe, Julián, Agustín, Ángel, Manuela, Antonio, Juan Manuel, Isabel, Antonio, Francisco, Juan Carlos y Alfonso con sus respectivas parejas con el aplauso de sus familias. Y Julia. Un encanto de mujer.

              Vuestra forma de ser, de ver el camino y de vivir la Romería y de querer a la Virgen de la Cabeza ha sido imitadas por otras peñas, por otros colectivos, pero esto no  lo digáis vosotros, os lo digo yo…. El camino está marcado y es más camino gracias a vosotros sobre todo desde el 14 de febrero de 1995 en el que inauguráis el Monumento “Al Peregrino” allí en donde la sierra se curva para sentir al Jándula, y para otear las faldas del Cabezo con el Santuario en su cima, y dentro la Virgen de la Cabeza. Las aguas del arroyo del Gallo se hacen sentir, se arrullan en las rocas, entre el verdor de las manchas de jaras, cantuesos, lentiscos, coscojas, … Manuel López, el escultor, fue el artífice de ese peregrino que se queda atónito, sin habla antes de gritar ¡Viva la Virgen de la Cabeza¡. Es vuestra presencia ya eterna en el camino que miles de peregrinos ven a su paso y se deleitan con la figura y su entorno.    Seguir así.

            Aquel año de 1995, el cartel de Romería fue de Antonio G. Orea. Un cartel. Los hermanos mayores fueron Francisco Expósito Cardeñas y Purificación Rodríguez.  Aquel año se recogieron donativos para la ermita de San Ginés, obra de todos y de muchos; José Luis Ojeda restaura la imagen de la Virgen que guarda la  capilla en Andújar, que guarda un secreto; se ilumina el arco que da acceso a la calzada principal y que evoca al desaparecido; la casa de la cofradía matriz tienen unas mejoras; a la Virgen se le hace un manto rosa de terciopelo bordado en oro. La rosa es el símbolo de la finalidad y de la perfección y el oro es el color de la divinidad. El nuncio de su santidad visita el santuario, era Mario Tagliaferri. El pregón de aquel año fue del Padre Satur, que hace poco peregrinó para ya quedarse en el recuerdo de todos.

             Hoy aquí  estoy hablando de vosotros, del momento, de la fiesta del fervor y sentir mariano en el XXIX aniversario de esta puntual efeméride. Se podían decir muchas cosas de vosotros, de vuestras convivencias, de la unión que tenéis con la peña “Lucero del Alba” de Linares; de Cañero y su canto a base de pan de pueblo, grande, con miga regada con aceite puro de oliva sacado de nuestras almazaras. Algunos de vosotros habéis estado unidos a la génesis de la Romería Escolar, que consolidada cada año va a más. Podía seguir diciendo alguna cosa y conversar con todos vosotros, seguro que nos reimos, seguro que recordamos cosas, y seguro que las lágrimas broten de nuestros ojos al recordar a los que ya no están con nosotros, como José María o
       La Virgen no estuvo bien con la muerte a la  que se enfretaron  estos hombres. A la Virgen hay que rezarle,  decirle lo bueno y lo malo, incluso reñirle. Yo lo hago debido a mi espíritu y solera cultural clásica en donde aprendí que griegos y romanos reñían y discutían con sus dioses cuando una cosa no le era favorable en la tierra. Humanizemos la Religión.

       Hay una anécdota en mi mente, no recuerdo el año, 1988, 1989, pero si el día y la hora, 1 de enero sobre las 8 de la mañana con las primeras luces del alba; mañana fría voy a casa tras la Fiesta de Fin de año nuevo; algo ya desaliñado, trajeado, corbata aflojada, café en el Turis; al salir para dirigirme a mi casa en la Corredera de Capuchinos, me encuentro a   Antonio y a Manolo, los saludo, nos damos los buenos días, nos felicitamos el año; iban abrigados pero ligeros, … iban al Santuario de la Virgen de la Cabeza. Realizaban la primera peregrinación de aquel año. Tenéis tantas cosas que decir, tantas cosas que contar ya de tantos años.

              Y el próximo sábado 16, después de honrar y festejar a San Eufrasio como Santo Varón Apostólico, patrón de Andújar, así como a San Isidro en las pedanías como marcos urbanos en zonas  rurales de tierras de trabajo y calma, y bellísimos patios,  peregrinaréis a la ermita, al santuario, a la basílica, algo que sabéis  hacer muy bien y que es el motivo de vuestra existencia. Los santos del día son San Andrés de Bobola, martir jesuita polaco de la segunda mitad del XVII,  y san Ubaldo, sacerdote agustino italiano del siglo XII. Estos santos os protegeran.
                   A las cero horas del nuevo día, esa hora, ese tiempo que marca un día y otro y otro, cuando las horas se despiden dándose la mano y acariciándose con las yemas de los dedos como si fueran los segundos del viejo tiempo y del nuevo tiempo, comenzaréis vuestro nuevo peregrinar, dentro de la zona conventual, entre las Mínimas de San Francisco de Paula y las Capuchinas de San Francisco de Asís; estas desde 1685 y aquellas desde 1495.  Todo ese entorno tiene algo de espacio sagrado, mágico pueden llamar algunos,  y el Cuadro de la Virgen se ubicó en ese lugar cuando la Andújar serrana y mariana terminaba ahí, al final de la Calancha para comenzar el Camino Viejo que con el tiempo daría la carrera de la Virgen hasta la Pontanilla. Es un gran estandarte presto a servir a la ciudadanía. Pues bien este Cuadro de la Virgen, punto urbano de devoción mariana es una cosntrucción que data de 1610, realizada por el cantero Rafael Pérez Ortega y cuya inscripción dice así:

                 A la Gloria de Dios siendo su Madre
                 Nuestra Señora de la Cabeza.
                 Hizo esta obra de cantería
                  Rafael Pérez de Ortega maestro
                  De cantería.
                  Que la hizo a su devoción
                  Año de 1610.

(que luego se reformó, se rehabilitó en 1854 tras fijar el Dogma de Fe sobre la Inmaculada el papa Pio IX en la bula “Innefabilis Deus”)

       Esta obra es propia del momento contrarreformista que vive el orbe católico. Lutero le había quitado todo el papel relevante a la Virgen María como Madre de Dios, Madre de Cristo y Madre de la Cristiandad, y Trento le lleva toda la contraria, la Virgen María como Madre de Cristo, de Dios y de la Cristiandad, del Mundo y del Cosmos,  alcanza la misma altura teológica y devocioanl que el Padre Eterno y que Jesucristo. No querías caldo, … dos tazas. Nuestra Romería llega a su máximo esplendor, Cervantes la narra en su Persiles, Lope de Vega le dedica todo una obra a la Romería en la “Tragedia del rey Don Sebastián y Bautismo del príncipe de Marruecos”. Nadie ha escrito tan bien de nuestra Romería, escritores de talla universal. Y este mismo, que hace al Cuadro de la Virgen, hará la espadaña del santuario en 1612, una espadaña de dos cuerpos con los vanos que cobijarán las campanas, rematado el conjunto por un frontón triangular. Campanas cuyo sonido vuelan por todos los riscos de la sierra. Años antes, Vandelvira había diseñado el nuevo espacio sacral, una gran nave cubierta por una bóveda de cañón sin soportes para acondicionar mejor el oficio religioso en unos años en el que el santuario tienen que alojar a miles de pergrinos llegados de toda la geografía hispana. 

       Saldréis del Cuadro de la Virgen y tras tomar la Carrera de la Virgen cruzaréis el Mestanza por la Pontanilla. A la derecha en dirección que marca el camino, el cementerio municipal, pasos por la tanto llevados con cierta emotividad por el recuerdo de nuestros seres queridos. Veremos el lugar en donde estuvo la ermita de San Mancio para pronto cruzar la cañada de los Coellos y el canal del Rumblar entubado; iniciamos el ascenso en los Cerrillos, lomas suaves de pasto para el ganado, de suelo pizarroso, salpicado de arroyos que bajan de la sierra adornados con adelfas; pronto una densa vegetación de matorral mediterráneo, siempre verde, siempre áspero, Collado de los Lobos, Valdelipe son nombres unidos al camino que van dejando la ciudad de Andújar atrás, lejos ya con el Guadalquivir serpenteante, hasta llegar a San Gines de la Jara, otro alto en el camino; aquí la sierra se hace más ancha, hay más cielo, más horizonte para iniciar la bajada hacia el Jándula; veo en los perfiles de la sierra hacia el Oeste siluetas de mujeres que como sirenas serranas animan a caminar dando la mano al peregrino; arroyos con sus cortes de flores nos encontramos a nuestro paso; paso que damos con el monumento a las Carretas erigido para perpetuar esta forma de hacer la romería, otro paso más, un salto más y vemos a nuestro “Valentín” peregrino inerte pero vivo, quieto pero itinerante; siempre en su caminar; collados, cerros, llanos como el de la Víbora que nos marcan la presencia de la cuesta del Madroño con los chopos marcando el recorrido del Jándula, allí abajo; camino de encinas de dehesa, de pedregales,  puente viejo de piedra para marcar el camino; puente de los primeros años del XVII levantado por el cabildo a petición de la cofradía matriz. Desde hace mucho tiempo el santuario es el faro que guía: “todo parece más liviano  cuando el olor de la Rosa está más cerca” que dejó escrito un poeta. Solanas del Jándula de gentío en los sábados romeros en donde el arroyo del Membrillejo nos enmarcará y señala de nuevo el camino.
          Este camino quedó magníficamente descrito por el poeta Antonio Murciano:

                                 De Andújar a la ermita
                                 Por los cerrillos,
                                 San Ginés, el madroño
                                 Caracolillos
                                 Puente del Rio:
                                 En las aguas del Jándula
                                 Se ve un gentío.

        El Jándula en abril y en Romería es una sinfonía de color en verde; verde de los álamos, verde de los sauces, verde de los alisos, verde de los fresnos, de los juncos, verde del agua, verde de los volantes del traje de flamenca en jamuga, verde de picaresca, verde de  esperanza … del peregrino.

               El Coscojar a nuestra derecha, Los Pedernales a nuestra izquierda y en el centro las Lastras, los primeros y grandes escalones pétreos que nos llevará a las alturas. Este es el camino de Los Peregrinos, pronto los Caracolillos a los que alude el poeta y algo más delante el Reventón, el nombre de una cuesta que lo dice todo. Camino calzado que rodea riscos de granito con pinares muy bien ordenados. Monumento a la Cruz antes de llegar a la senda que nos lleva a la casa de Marmolejo. Ya en el cerro. Casas del Carpio, Linares, Lopera, Torredonjimeno, Alcaudete, Alcalá la Real, Rute, Villanueva de la Reina. Ya estamos en la plaza. La panadería siempre me recuerda al olor a pan nuevo. Las calzadas con su Rosario Monumental. Subimos, el paisaje se engrandece. Hay que detenerse para mirar hacia atrás y recobrar algo de aliento. A medida que subimos la sierra se convierte en un mundo en donde adivinamos la redondez celestial. Llegamos al final. Un suspiro. Allí donde se juntan la calzada con la carretera hay un lugar para recobrar el Humilladero. Una cruz en un templete de cuatro columnas que aparece en todas las obras pictóricas. Es un hito muy contrarreformista en donde los devotos, romeros, marianos se humillaban ante la cruz por sus pecados. Os doy el testigo para que protagonizéis esta idea. El P. Domingo que a impulsos de corazón y de sentido está mejorando todo el recinto basilical, ya lo sabe.
         Un esfuerzo más, cruzamos la verja de Manuel López con un bonito repertorio iconográfico; verja costeada por Antonio y  María José     salida de la forja de Bejarano de Arjonilla. Esta verja marca simbólicamente dos espacios terrenos, de la verja hacia atrás, la Cofradía manda; de la verja hacia acá, son los Trinitarios, la Iglesia…. La que manda.
           Antes de llegar a la lonja, a la derecha el único bronce de Vasallo Parodi, el escultor gaditano que realizó los misterios del Rosario en el 1927. Ya en la lonja, el monumento a Cervantes. Miguel de Cervantes en su “Persiles y Segismunda” nos deja una breve pero certera descripción de la Romería con su prosa en nuestro idioma universal. Hay que buscarle sitio y lugar para poner a Lope de Vega, proyecto que por cierto me habló José María y del que vi un acertado boceto.

       El domingo 17 de mayo la Solemne Eucaristía, palabra que viene del griego “eucharistia” que significa acción de gracias, sacramento y acto central del culto y rito católico del que nos habla San Pablo –en una carta a los Corintios- , Mateo, Marcos y Lucas en sus Evangelios. Y mirad por donde es la festividad de San Pascual Bailón,   franciascano que se santifica como contemplativo de la Eucaristía, pasando dias y noches adorando al Santísimo en sí,  cuerpo sacramentado. Tanto es así que es patrón de los Congresos Eucarísticos, de la Confraternidad del Santísimo Sacramento y de la Adoración Nocturna.

     El marco, la ermita, el santuario, la basílica, destruida pero recuperada en donde el sentido del prelado Diego de Tavera (1555-1560) y el espiritu arquitectónico de Andrés de Vandelvira están presentes. Todo es nuevo pero viejo sobre el mismo lugar en la cúspide del Cabezo, cerro del Cabezo que dio nombre a nuestra Virgen, la de la Cabeza. Observar la reja, obra magna que dignifica todo el espacio, colocada en ese lugar en 1575 del rejero Alonso de Morales. Y mandada hacer por la Cofradía. Fijaros en los detalles de esta gran obra tratada arquitectónicamente con bellos balaustres y relieves de amorcillos y rodelas; el tema decorativo e iconográfico central es la Virgen de la Cabeza, fijada por un gran tondo enmarcado por ángeles, pero en una visión muy italianizante, como una madonna con su Niño con el pastor arrodillado. Como remate final un Calvario con Cristo en la cruz entre la Virgen María y San Juan Evangelista; a los lados entre una quimeras el sol y la luna; el día y la noche, todo un canto a la creación. Toda una exaltación mariana.

            El presbiterio ha sido adaptado, ennoblecido y más bello por el protocolo de ser basílica. De nuevo el papel del escultor Manolo López ha sido su valedor. Y tras el presbiterio el camarín con la Virgen de la Cabeza que no vamos a descibirla como imagen; sí debemos saber que su iconografía se debe al mundo bizantino: una imagen sentada con el Niño en su brazo izquierdo y sobre su mano derecha, un fruto, un madroño que se identifica plenamente con lo natural de nuestra sierra. Nosotros la vemos vestida con mantos, rostrillos, coronados y con un gran resplandor de rayos y estrellas, las señas del Barroco.

             Virgen, santuario-basílica, una laureada de laurel o de olivo … o de acebuche con la fecha de 1986 lo enmarca todo, y una concha peregrina en su base. La concha está unida a la fertilidad. Para muchos está identificada con la luna y la mujer. La luna que muchas noches véis en el camino y la mujer protagonista de la peña, de nuestra sociedad, de nuestro mundo.

         Os animo a que siguáis unidos, a que cumpláis más años celebrando estos actos lúdico-culturales en honor a vuestra peña. A que siguáis, caminando, rezando, cantando o llorando es la identificación de Los Peregrinos.

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