La corona de espinas es un símbolo
cristiano que nos lleva a la Pasión de Cristo. Junto con los tres clavos es el
símbolo de nuestra Hermandad, de nuestra Cofradía. La corona de espinas la
encontramos en los Evangelios de San Juan (19:2,5), San Marcos (15:17) y San
Mateo (27:29).
“….Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pudieron en la
cabeza … Jesús salió fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura.
…” San Juan.
“….le
pusieron una corona trenzada de espinas y comenzaron a saludarlo: Viva el rey
de los Judíos. ….” San Marcos.
“….
Trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza y una caña en su
mano derecha; ….”.San Mateo.
La
corona, pues, es símbolo de la pasión por el dolor que lleva al ser puesta
sobre la cabeza. Como es símbolo de la realeza, lo coronaron en tono de burla
como rey de los Judíos. Así pues desde que estuvo en casa de Pilatos, Jesús
tuvo la corona puesta, todo su peregrinar, con la cruz a cuestas, hasta la
llegada al Gólgota, lugar en donde fue crucificado. Tal vez la corona más
espectacular sea la que dibujó para ser grabada, Alberto Durero en 1511, para
la portada del libro “La Gran Pasión” editada en Nuremberg.
Cristo con la corona de espinas de
Durero
De
qué planta era la corona de espinas? De la planta que popularmente se llama
“espina santa” o “espina de Cristo”. Su nombre científico “Paliurus
spina-christi”, siendo un arbusto mediterráneo que se utiliza para hacer setos
espinosos. Las espinas se deben a las estípulas de la base de las hojas que se
convierten en espinas desiguales, unas rectas y otras ganchudas.
Jesús padeció el sufrimiento de
llevar sobre la cabeza esta corona de espinas que aumentó su dolor. La corona
de espinas se convirtió en una reliquia muy apreciada por todo aquellos en
buscar y tener elementos materiales de todo lo relacionado con Jesús, su pasión
y su muerte. Según Paulino de Nola, obispo que tuvo relación con San Jerónimo,
San Agustín o San Ambrosio; la corona de espinas de Jesús estuvo en Jerusalen
en su tiempo, siglo V. En el VII se lleva a Constantinopla, cayendo en el siglo
X en manos de los venecianos. El rey francés Luis IX (1214-1270) la adquiere
construyendo en París la Sainte Chapelle, una capilla relicario de u bellísimo
gótico. Hoy se venera en Notre Dame y se enseña los primeros viernes de mes y
el Viernes Santo. La corona es una circunferencia de espino, de 21 cm de
diámetro y se encuentra conservada en un tubo de cristal, sin espinas pues éstas
fueron dadas y está repartidas por medio mundo. En Roma hay veinte, dos en San
Pedro y una en San Juan de Letrán.
En España
hay espinas en el monasterio de El Escorial, en la catedral de Barcelona, y
sobre todo la del monasterio de Santa María de la Santa Espina en Valladolid,
regalo de la corte francesa a la hermana del emperador Alfonso VII.
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