El verano
pasado por estas fechas, en la realización de las obras de la Corredera de
Capuchinos por la empresa Somajasa, apareció una galería subterránea. Este
hallazgo hizo correr testimonios de gentes sobre los mismos, testimonios de
algunos, ya mayores que recordaban siendo niños como buscaban esos refugios
ante los bombardeos de la aviación nacional, y otros que amparándose en su
inventiva veían una ciudad agujereada por una red de pasadizos llenos de
misterios.
¿Cuál es la realidad? La siguiente.
Es verdad que hay una serie de pasadizos subterráneos y hay que saber cuales
son los que se hicieron en los tiempos del los siglos XV al XVIII, y cuales son
los realizados durante la Guerra Civil del 36. Un estudio arqueológico de los
mismos nos dará una certera contestación a estas preguntas. Se sabe que en el
Antihuo Régimen estos pasadizos existían como lugar de escape de la clase
privilegiada ante un movimiento de crisis violento.
Gracias a un plano del casco urbano
de Andújar, de la oficina técnica de Andújar de la Dirección General de
Regiones Devastadas, del Ministerio de la Gobernación, de mayo de 1941
realizado por el arquitecto Ramón Pajares, que guarda el Archivo General de la
Administración del Estado en Alcalá de Henares, se sabe la realidad de estos
subterráneos. Siendo alcalde José Antonio Arcos Moya se pidió una copia en marzo
de 1996, copia que guarda el archivo histórico municipal de Andújar.
Dicho plano establece 17 refugios
subterráneos, apareciendo numerados: el primero está localizado al final de la
corredera de San Bartolomé-Las Vistillas; el número 2 está en la calle Albín;
el 3 está entre la Corredera de San Bartolomé-calle Villegas, debajo de la iglesia; el 4, junto al hospital viejo que fue casa de
los Jesuitas (apareción recientemente en unas obras de la calle); el 5 en las
plazas Vieja y del Castillo, bajo la manzana que ocupó el castillo, es el más
espectacular por su dimensión, teniendo tres entradas; el 6 bajo el
desaparecido convento de las Capuchinas; el 7 entre las calles Carvajal y
Meloneras, lugar que ocupó el cine Tívoli de verano; el 8 en la calle San Juan;
el 9 entre las calles Larga y Magdalena; el 10 en la plaza Rivas Sabater
dirección calle Larga; el 11 entre las calles Ollerías-Dr Montoro, también
espectacular con tres trayectorias, muy largo; el 12 junto al actual Palacio de
Justicia, antigua casa de los Cárdenas (XVI); 13, en el Ayuntamiendo de
Andújar, sale desde su patio y se dirije hacia la puerta Sur de San Miguel; pude
visitarlo y recorrerlo por unas obras que se llevaron a cabo siendo alcalde
Pedro Calero. El número 14, al inicio de la Corredera Capuchinos junto a la
plaza del Sol –fue el que apareció el verano pasado y al que corresponde la
fotografía que ilustra este artículo-; 15 en la Corredera de Capuchinos a la
altura de las esquinas de las calles Pablillos y San Lázaro; es también
bastante largo; el 16 comunica la calle San Lázaro con la calle Nueva; y el
último en la Rona Mestanza, en la confluencia con la calle del Pino, lugar en
donde estuvo el antiguo matadero.
Los que yo conozco están muy bien construidos a base de muros y
cubiertas de ladrillo, ya que el suelo de Andújar es arcilloso, con cubierta de
arco de medio punto o rebajado, muy similar a los sótanos de las casas antiguas
que quedan en nuestra ciudad.
Esta es la realidad de los
subterráneos que sirvieron de refugios en la Guerra Civil. Sería importante
saber como se encuentran; ver su estado, hacerlos visitables y ponerlos en
valor alguno de ellos, como se ha hecho en Arjonilla o en Jaén con el de la
plaza de Santiago. En Andújar esto se podría hacer con el del Ayuntamiento y el
del hospital viejo por ser muy viables y con más pretensiones el de las plazas
Vieja-Castillo y el de las calles Ollerías-Dr Montoro.
Muchas gracias por tu estupenda explicación
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